Madeira

No sé si existe un destino más perfecto para desconectar y sentir que el mundo se detiene por un instante que Madeira. Hay lugares que sorprenden; Madeira, en cambio, te abraza. Desde que llegas, la isla te envuelve con su brisa cálida, sus montañas imposibles y ese verde intenso que parece sacado de una película.
Por algo la llaman la Isla de la Eterna Primavera: aquí es casi imposible tener un mal día. El clima acompaña, el paisaje emociona y la sensación de calma es algo que no te suelta ni cuando te vas.

En esta guía voy a contarte todo lo que te espera en Madeira: cómo llegar, cuándo ir, qué ver, qué hacer, dónde dormir y qué comer, además de esas pequeñas experiencias que no aparecen en los mapas, pero que convierten un viaje en algo inolvidable.
Coge el móvil, abre Notas o simplemente ponte cómodo… porque te voy a enseñar cómo disfrutar Madeira al máximo.
Spoiler: lo difícil no es ir… es no querer quedarte.

Madeira es un pequeño archipiélago portugués perdido —o más bien encontrado— en el Atlántico. Está a 860 km de Lisboa y a unos 500 km de la costa africana, en un punto donde el clima parece hecho a medida.
El conjunto lo forman cuatro grupos de islas:
Madeira, la principal y más vibrante.
Porto Santo, la isla dorada de playas interminables.
Islas Desertas y Salvajes, dos tesoros protegidos que parecen mundos apartes.
Todo esto, mezclado con su clima suave, su naturaleza exuberante y su ambiente tranquilo, hace que Madeira sea uno de esos destinos donde puedes hacer de todo: desde caminar entre nubes hasta bañarte en piscinas de lava volcánica.

Llegar a Madeira es facilísimo. La forma más cómoda —y prácticamente la única— es en avión. El Aeropuerto Internacional de Funchal recibe vuelos directos desde Madrid, Barcelona, Lisboa, Oporto y varias ciudades europeas.
Lo mejor: en solo 20 minutos desde que aterrizas ya puedes estar viendo el mar desde Funchal. Y si el aterrizaje te parece espectacular… es porque lo es: Madeira tiene uno de los accesos más impresionantes del continente.

Aerolíneas más habituales

  • TAP Air Portugal – la opción más constante desde Lisboa y Oporto.
  • Ryanair – rutas desde varias ciudades europeas.
  • EasyJet – muy útil si vienes desde Reino Unido o Europa.
  • Vueling – conexiones desde España.

¿Y en ferry? Solo lo usarás si quieres ir a Porto Santo. La compañía Lobo Marinho conecta ambas islas en unas 2 horas.

Aquí no hay duda: alquilar coche es la mejor forma de recorrer la isla. Las carreteras son buenas, aunque llenas de curvas, túneles y subidas que parecen no acabar nunca. Pero es parte del encanto.

Si no te apetece conducir, también hay:
Autobuses (funcionan bien, aunque horarios irregulares)
Excursiones organizadas
Tours 4×4 para adentrarte en zonas más salvajes
Pero si quieres libertad total para parar en cada mirador que encuentres —y vas a querer hacerlo—, el coche gana por goleada.

La gran ventaja de Madeira es que siempre es buena idea ir. Literalmente. Pero cada estación tiene su encanto:

🌸 Primavera (abril–junio): La isla explota de flores. Temperaturas suaves, senderos perfectos y menos gente que en verano.
☀️ Verano (julio–agosto): Días largos, calor suave y ambiente en todos lados. Playa, barcos, piscinas naturales… Eso sí, precios más altos.
🍇 Otoño (septiembre–octubre): Mi época favorita: clima ideal, menos turistas y temporada de vendimia del famoso vino de Madeira.
🌦️ Invierno (noviembre–marzo): Más fresco y con lluvia ocasional, pero ni comparación con el invierno continental. Perfecto para el senderismo.

(o por qué esta isla te roba el corazón sin pedir permiso)
Madeira es una isla para vivirla, no solo para verla. Aquí cada día puede ser distinto: un amanecer entre montañas, un baño en piscinas volcánicas, un paseo por un mercado lleno de colores o una caminata que parece sacada de un documental. Es un destino que te invita a moverte… pero también a parar y respirar.
A continuación te cuento todo lo que puedes hacer en Madeira, y te aviso: es muy probable que acabes diciendo “me faltaron días”.

🌺 1. Funchal: la puerta de entrada

Funchal es la capital de Madeira y el mejor lugar para empezar a conocer la isla. Es una ciudad con mucho ambiente, bonita y fácil de recorrer. Tiene de todo un poco: historia, cultura y sitios muy interesantes.

Mercado dos Lavradores

Si quieres un primer golpe de realidad madeirense, este es el sitio. Colores, frutas tropicales, flores, pescados gigantes y un ambiente que te mete en la isla de lleno. Es ese mercado donde dices “solo voy a mirar” y acabas comiendo, comprando y probándolo todo.

Jardín Botánico de Madeira

El Jardín Botánico de Madeira es uno de los lugares más bonitos de la isla. Aquí puedes ver muchas plantas tropicales y especies únicas de Madeira. Es perfecto para dar un paseo tranquilo, disfrutar de la naturaleza y además, tiene unas vistas increíbles. Si te gusta la naturaleza, este jardín es una visita imprescindible.

Teleférico do Monte

Subir en teleférico es una de esas experiencias que cualquiera debería hacer al menos una vez en la vida. Las vistas del puerto, las montañas y las casas de Funchal escalonadas te dejan sin palabras. Arriba, la iglesia de Nossa Senhora do Monte añade ese toque especial que convierte la visita en algo redondo.

Catedral de Funchal (Sé de Funchal)

Pequeña, histórica y muy fotogénica. Un pequeño tesoro del siglo XV que ayuda a entender la esencia de la isla.

Catedral de Funchal Madeira

Museo Cristiano Ronaldo

Sí, Cristiano Ronaldo (CR7) tiene museo… y sí, es interesante incluso si no eres futbolero. Madeira presume de su hijo más famoso, y aquí verás trofeos, camisetas y anécdotas de su vida.

Cristiano Ronaldo Madeira
Estatua de Cristiano Ronaldo – Funchal

2. Pico Ruivo y Pico do Arieiro

(la ruta que hace que te enamores para siempre de Madeira)
Hay visitas bonitas… y luego está esta.
Si hay un lugar en Madeira donde entiendes de verdad la fuerza de la isla, es en sus montañas. Y entre todas, dos destacan como gigantes que te observan desde arriba: Pico Ruivo y Pico do Arieiro.

Pico do Arieiro: donde empieza la magia

Llegar al Pico do Arieiro ya es una experiencia por sí misma. La carretera sube y sube entre nubes, y de repente aparece ante ti un paisaje que cuesta describir con palabras: montañas afiladas, un mar de nubes a tus pies y una luz que cambia cada minuto.
Es uno de esos lugares donde, aunque no vayas a hacer la ruta completa, solo asomarte al mirador ya te hace sentir pequeño (en el mejor sentido posible).
Si tienes ocasión de subir al amanecer, te llevas un regalo que recordarás años.

Altura: 1.818 m
Acceso: en coche hasta arriba
Ambiente: viento, silencio y unas vistas que parecen de otro planeta

⛰️ La ruta entre Arieiro y Ruivo: un sendero para guardar siempre

Entre ambos picos existe una de las rutas más espectaculares de Europa. Y no es exageración. Es un sendero que se mete entre montañas, túneles y crestas estrechas donde te sientes literalmente caminando por el cielo.

Es una caminata exigente, sí. Pero también es una de las más gratificantes que puedes hacer en la isla.

Durante el recorrido vas a ver:
✓ Paredes verticales que se hunden en nubes
✓ Senderos estrechos tallados en la roca
✓ Escaleras que serpentean la montaña
✓ Cuevas y túneles que parecen esconder secretos
✓ Vistas panorámicas que cambian cada pocos pasos

Y lo mejor de todo: la sensación de estar viviendo algo único.

Ese momento en el que te detienes, miras alrededor y piensas: “no sabía que Madeira podía ser así”.

🌥️ Pico Ruivo: el techo de Madeira

Cuando finalmente llegas al Pico Ruivo (1.862 m), el punto más alto de la isla, todo el esfuerzo cobra sentido.
Aquí el paisaje es inmenso, abierto, poderoso. En días despejados puedes ver incluso Porto Santo y buena parte de la isla.
Muchos dicen que subir a Ruivo es “una de las vistas más emocionantes de su vida”, y te aseguramos que no es exageración. Es un lugar que te hace parar, respirar y absorberlo todo.

👣 Rutas : Puedes llegar a los picos de varias formas, según tu energía y ganas:

1. Ruta Arieiro → Ruivo (la más famosa)

  • Dificultad: alta
  • Duración: 6–7 horas (ida y vuelta)
  • Lo mejor: los paisajes más espectaculares de la isla

2. Ruta fácil a Ruivo desde Achada do Teixeira

  • Dificultad: media-baja
  • Duración: 1 h 30 min hasta la cima
  • Ideal si quieres llegar a Ruivo sin hacer la ruta larga.

3. Subir solo a Arieiro

  • Dificultad: mínima
  • Puedes llegar en coche y disfrutar igualmente de vistas increíbles.

3. Cabo Girão

Si hay un lugar en Madeira que impone desde el primer segundo, es Cabo Girão. Con casi 600 metros de acantilado vertical, asomarse a su mirador de suelo de cristal es una mezcla deliciosa de vértigo, emoción y “no puedo creer lo que estoy viendo”.
Desde arriba verás el Atlántico extendiéndose infinito, las terrazas agrícolas al fondo y un paisaje que parece pintado. Si puedes, ven al atardecer: la luz dorada cayendo sobre el océano es un espectáculo.
Llegar es muy fácil —a 15 minutos en coche desde Funchal— y la entrada es gratuita. Solo un consejo: lleva chaqueta, porque arriba siempre sopla el viento.
Breve, sencillo y absolutamente inolvidable. Cabo Girão es de esos sitios que justifican un viaje entero.

Cabo Girão Madeira

Piscinas naturales de Porto Moniz

Las piscinas naturales de Porto Moniz son uno de esos lugares donde el tiempo se detiene. Formadas por lava volcánica y llenas de agua del Atlántico, son el sitio perfecto para darte un baño seguro mientras tienes el océano rompiendo a pocos metros.
El contraste entre las rocas negras, el azul del mar y el agua cristalina es impresionante. Aunque no quieras bañarte, solo sentarte a mirar las olas chocar contra las formaciones volcánicas ya merece la visita.
Llegar es fácil en coche y la zona está muy bien equipada: duchas, vestuarios y restaurantes a un paso. Si buscas un plan tranquilo, bonito y muy Madeira, este es uno de los mejores.
Un baño aquí es de esos recuerdos que se te quedan grabados sin que te des cuenta.

Punta de São Lourenço

La Ponta de São Lourenço es Madeira en su versión más salvaje. Nada de bosques ni verdes intensos: aquí todo es roca volcánica, acantilados afilados y un viento que parece formar parte del paisaje. Es una zona completamente distinta al resto de la isla, y por eso sorprende tanto.
La ruta que recorre la península es una de las más bonitas y accesibles. Cada tramo te regala vistas nuevas: el mar golpeando las rocas, tonos rojizos en la tierra, islas que asoman en el horizonte… un escenario que parece de otro planeta.
Puedes hacer el sendero completo o solo una parte, pero vengas como vengas, te vas a quedar mirando el paisaje más tiempo del que pensabas. Es uno de esos lugares que no solo se ven: se sienten.
Ideal para fotos, para caminar sin prisa y para entender que Madeira tiene muchos paisajes… y todos son increíbles.

Santana

Santana es uno de esos lugares que te sacan una sonrisa nada más llegar. Sus casitas tradicionales en forma de “A”, con techos de paja y colores vivos, parecen sacadas de un cuento. Son pequeñas, coquetas y completamente diferentes a todo lo que has visto en Madeira.
El pueblo es tranquilo, perfecto para pasear sin prisas y descubrir la Madeira más rural: huertos, flores por todas partes y un ambiente que te hace sentir que aquí la vida va más despacio.
No necesitas mucho tiempo para visitarlo, pero sí merece una parada. Las casas típicas son fotogénicas a más no poder, y es el sitio ideal para probar productos locales o simplemente sentarte a observar cómo pasa la vida.
Santana es pura esencia madeirense: sencillo, auténtico y encantador sin esforzarse.

Las levadas de Madeira

Las levadas son el alma de Madeira. Antiguos canales de riego que hoy se han transformado en algunos de los senderos más bonitos de Europa. Caminar junto a ellas es entrar en otro mundo: bosques húmedos, túneles cubiertos de musgo, cascadas escondidas y ese silencio tan especial que solo se escucha en plena naturaleza.
Hay rutas para todos, desde paseos sencillos hasta caminatas más largas. Pero todas tienen algo en común: te hacen sentir dentro de un bosque encantado. Aquí te contamos una de las más famosas:

Levada do Caldeirão Verde

La Levada do Caldeirão Verde es una de las levadas más conocidas. El camino tiene unos 13 km y atraviesa un bosque verde y frondoso, hasta llegar a una cascada impresionante. Durante el recorrido, pasarás por varios túneles, y uno de los más llamativos es el Túnel del Caldeirão Verde. Llevar una linterna y tener cuidado con los techos bajos. Es una ruta de dificultad media, perfecta si quieres disfrutar de la naturaleza, el aire puro y unas vistas increíbles.

Levada dos 25 Fontes

La ruta de las 25 Fontes, en la zona de Rabaçal, es una de las más populares de Madeira. Son unos 9 km de sendero entre bosques de Laurisilva, con cascadas, arroyos y naturaleza por todas partes. El final del camino lleva a una piscina natural rodeada de cascadas, un lugar mágico. Ideal para quienes buscan una caminata con paisajes espectaculares.

Isla de Porto Santo

Si Madeira es verde y montañosa, Porto Santo es su hermana tranquila, luminosa y dorada. Aquí todo gira en torno a la calma: mar, arena fina, silencio y un ritmo de vida que te obliga a bajar marchas sin darte cuenta. Por eso la llaman “la Isla Dorada”. Si quieres algo más de emoción, puedes hacer un tour en buggy, en 4×4 o un paseo en catamarán. Verás paisajes volcánicos, miradores increíbles y hasta delfines si tienes suerte.

Playa de Porto Santo

Su joya es, sin duda, la playa de Porto Santo: 9 kilómetros de arena dorada con propiedades terapéuticas que mucha gente viene a buscar expresamente.
El agua es tranquila, transparente y perfecta para nadar, hacer snorkel o probar suerte con el windsurf.
Es el tipo de playa en la que llegas “solo a dar un paseo” y acabas pasando la tarde entera sin darte cuenta.

Vila Baleira

Vila Baleira es el corazón de Porto Santo. Un pueblo pequeño, bonito y muy auténtico, donde la vida pasa despacio. Calles tranquilas, casas blancas, plazas soleadas… y la curiosa Casa-Museo de Cristóbal Colón, que te cuenta su paso por la isla.

Montañas y miradores

Aunque muchos vienen por la playa, Porto Santo guarda secretos tierra adentro.
Pico do Facho: el punto más alto y el mejor mirador de la isla.
Pico Ana Ferreira: rocas volcánicas en forma de órgano que parecen de otro planeta.
Son lugares perfectos para sacar fotos y entender que esta isla es mucho más que arena y mar.

Naturaleza y aventura

Si te apetece moverte un poco más, aquí tienes opciones:
Rutas como Caminho da Serra de Fora, entre zonas volcánicas y paisajes tranquilos.
Excursiones en jeep o 4×4 que te llevan por lugares poco visitados.
Tours en buggy y paseos en catamarán, donde con un poco de suerte verás delfines.
Porto Santo es calma… pero también tiene un lado aventurero que engancha.

Islas Desertas

(el silencio más puro del archipiélago)

Las Islas Desertas son exactamente lo que su nombre promete: un pequeño archipiélago salvaje, sin habitantes y completamente protegido.
Un paraíso para quienes buscan naturaleza en estado puro.

Aquí encontrarás un paisaje virgen, acantilados afilados, aguas transparentes y una fauna que solo puede conservarse porque este lugar sigue siendo intocable.

Cómo llegar

Solo se puede visitar en excursiones en barco desde Funchal.
El trayecto ya es una experiencia: mar, acantilados, snorkel y un ambiente silencioso que hace honor al nombre de las islas.

Si buscas un plan distinto, natural y muy especial, este es de los mejores.

Islas Salvajes

(para los que quieren sentir el Atlántico de verdad)
Al sur de Madeira están las Islas Salvajes, uno de los rincones más remotos y protegidos del archipiélago. Llegar no es fácil, pero quizá ahí está su encanto: es un destino para aventureros, amantes de la naturaleza y personas que quieren vivir algo realmente fuera de lo común.
Estas islas son santuario de aves marinas que anidan en sus acantilados y un espacio donde la naturaleza manda y el ser humano solo observa.

Cómo visitarlas

Solo se puede acceder mediante excursiones autorizadas, con cupos muy limitados.
Pero quienes han ido hablan de una experiencia única: mar abierto, silencio absoluto y un paisaje tan salvaje que te hace sentir en los confines del Atlántico.

Madeira es el lugar ideal para los amantes de la aventura, la naturaleza y la cultura. Entre las muchas actividades que puedes disfrutar, destacan:

Catas de vinos y visitas a bodegas: Explora los sabores únicos de los vinos de Madeira.
Avistamiento de delfines y ballenas: Navega por sus costas y observa estas majestuosas criaturas.
Tours en barco: Disfruta de la costa desde el mar.
Barranquismo: Atraviesa cañones y cascadas en una emocionante experiencia.
Senderismo: Descubre paisajes impresionantes en sus numerosas rutas.
Tours en jeep y en 4×4: Aventúrate en el interior de la isla y disfruta de vistas espectaculares.
Buceo: Explora el mundo submarino de Madeira.
Clases de surf: Aprende a surfear en las aguas cristalinas de Madeira.

Comer en Madeira es una experiencia tan especial como sus paisajes. Aquí la gastronomía mezcla tradición, productos locales y ese toque casero que hace que todo sepa “a isla”. No es sofisticada, no intenta impresionar… pero lo consigue igualmente.
Estos son los sabores que no puedes perderte:

Espetada: La estrella de Madeira. Brochetas enormes de carne marinada y asada sobre brasas, normalmente servidas en un colgador metálico. Jugosa, sencilla y deliciosa. Acompañada de milho frito… ya está.

Bacalao a la madeirense: Variantes del bacalao hay miles, pero aquí lo preparan con ese toque portugués que nunca falla: suave, sabroso y perfecto para compartir.

Poncha: La bebida más típica de la isla. Aguardiente de caña, miel y limón. Sencilla y peligrosamente buena. Las tradicionales se beben en pequeños bares locales —y sí, saben mejor allí.

Queijo da Serra: Un queso de oveja con carácter. Lo suelen servir con pan o como entrante. Si te gusta el queso, te va a encantar.

Vino de Madeira; Una de las joyas de la isla. Dulce o seco, perfecto para acompañar postres o para brindar mirando al Atlántico.

Si puedes, prueba varios en una bodega: cambia la experiencia por completo.

Madeira está llena de restaurantes con encanto, desde tabernas caseras hasta sitios modernos con vista al mar. Aquí tienes algunas opciones que no fallan:

Restaurante Calhau de São Jorge: Un lugar rústico, auténtico y perfecto para probar espetada tal como debe ser. Ingredientes locales, platos generosos y ese aire casero tan madeirense.

Restaurante Imperfeito: Ideal si te gusta la cocina tradicional con un toque moderno. Platos bien presentados, sabores de toda la vida y un ambiente súper agradable.

Noitescura: En la costa sur. Perfecto para cenar tranquilo, con buena espetada y una poncha que entra sola. Genial para disfrutar después de un día intenso de excursiones.

Marcel’s Bistro: Un sitio más elegante, perfecto para una cena especial. Mezclan recetas madeirenses con un toque creativo. El bacalao aquí está de 10.

Madeira tiene alojamientos para todo tipo de viajeros: desde hoteles de lujo con vistas al Atlántico hasta casitas rurales en medio de la naturaleza. La isla invita a descansar, así que elijas lo que elijas, lo más probable es que duermas de maravilla.
Aquí tienes opciones seguras, bien ubicadas y con ese encanto madeirense que se siente nada más llegar:

Hoteles

Hotel Savoy Palace (Funchal): Si buscas una experiencia especial, este hotel es una maravilla. Piscinas infinitas, spa, vistas al mar y un ambiente que huele a vacaciones desde la entrada. Perfecto para una escapada de lujo.

Hotel Madeira Regency Cliff (Funchal): Un hotel tranquilo, con vistas increíbles al océano y un ambiente muy acogedor. Ideal si quieres desconectar sin salir del entorno urbano.

Aqua Natura Madeira (Porto Moniz): Dormir aquí es un regalo. Está justo al lado de las piscinas naturales, así que te despiertas y tienes el mar literalmente a dos pasos. Ideal para quienes aman el océano.

Hotel Cajú (Funchal): Moderno, bonito y con una ubicación perfecta para explorar la ciudad a pie. Un acierto si quieres comodidad y diseño.

Apartamentos

Villa Henriques (Calheta): Perfecta si viajas en familia o buscas intimidad. Vista al océano, montaña alrededor y un ambiente que invita a relajarse sin prisas..

Enxurros House: (São Vicente): Un rincón tranquilo en el norte de la isla, rodeado de naturaleza. Ideal para quienes quieren rutas cerca y silencio absoluto por la noche.

Hostales y Albergues

Modern & Recycled Guest House: Un rincón tranquilo en el norte de la isla, rodeado de naturaleza. Ideal para quienes quieren rutas cerca y silencio absoluto por la noche.

Glamping

Calheta Glamping Pods – Nature Retreat: Para quienes quieren dormir rodeados de naturaleza sin renunciar a la comodidad. Despertar con vistas verdes y aire fresco aquí es un planazo.

Viajar a Madeira es fácil, pero hay pequeños detalles que pueden hacer tu visita todavía mejor. Aquí tienes lo que de verdad conviene saber antes de pisar la isla:

🚗 Alquila coche si puedes: Madeira es una isla de miradores, curvas y paisajes que se disfrutan mucho más si te mueves a tu aire. El transporte público funciona, sí, pero no llega a muchos sitios increíbles. Eso sí: Las carreteras son buenas, pero hay cuestas. Si no te sientes cómodo conduciendo en montaña, opta por un coche automático.

👟 Ropa cómoda siempre: Entre levadas, miradores y senderos, lo normal es caminar bastante. Lleva: Zapatillas cómodas, Ropa ligera, Una chaqueta para zonas altas (en el Pico do Arieiro refresca incluso en verano)

🌞 Protector solar todo el año: Aunque no lo parezca, el sol en Madeira pega fuerte. Incluso con nubes. Tu piel te lo agradecerá.

🌱 Respeta la naturaleza: Las levadas, los bosques de Laurisilva y las zonas protegidas son verdaderos tesoros. No salgas de los senderos y no dejes basura. La isla es preciosa… y queremos que siga siéndolo.

🎉 Mira si coincide alguna fiesta local: Madeira celebra fiestas preciosas: flor, vino, Navidad, fin de año… Si tu viaje coincide con alguna, súmate. Te vas a llevar un recuerdo inolvidable.

🌊Ojo con el mar: Las playas de Madeira no son como las de Porto Santo: algunas tienen olas fuertes y fondo rocoso. Si buscas tranquilidad, apuesta por: Porto Moniz (piscinas naturales), Machico, Calheta

🍯Prueba la poncha… pero con cabeza: La original, la buena, la auténtica, es más fuerte de lo que parece. Dos son fiesta. Tres… bueno, mejor no llegar a tres.

📸Lleva espacio libre en el móvil: Entre miradores, montañas, levadas, pueblos, flores, playas y atardeceres… Sí: vas a hacer muchas fotos.

Madeira: una isla que se queda contigo

Madeira no es solo un destino: es una sensación. Esa mezcla de brisa suave, olor a naturaleza y silencio bonito que solo se encuentra en las islas. Aquí todo invita a bajar el ritmo: los acantilados que caen al Atlántico, las levadas que parecen sacadas de un cuento, los pueblos llenos de flores y las montañas que se esconden entre nubes.

Quizá vengas por la fama de la “Eterna Primavera”, pero te quedas por algo más difícil de explicar: la calma, la luz, la gente, la comida, la forma en que cada paisaje te abraza sin prisa.

Madeira es perfecta para caminar, para desconectar, para mirar el mar sin pensar en nada… o para aventurarte entre picos, rutas y piscinas naturales. Tiene ese equilibrio mágico entre naturaleza, cultura y vida tranquila que hace que nadie se vaya indiferente.

Ojalá esta guía te haya servido para imaginar tu viaje y empezar a vivirlo antes de tiempo. Y ojalá, cuando estés allí —entre montañas verdes, playas doradas o con una poncha en la mano—, entiendas por qué tantos viajeros vuelven una y otra vez.

Porque Madeira no se visita: se siente. Y cuando la sientes, se queda contigo. Haz la maleta, que la isla te está esperando.🌿✨

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